PAGINA PRINCIPAL

lunes, 18 de agosto de 2014

Au­gus­to y la aus­te­ri­dad gas­tro­nó­mi­ca


'ABC (1ª Edición)' - 2014-08-19
Ha­ce dos mil años mu­rió el pri­mer em­pe­ra­dor de Ro­ma, un dig­na­ta­rio muy so­brio en la me­sa
CRIS­TINO ÁL­VA­REZ MA­DRID
El décimo cuarto día antes de las calendas de septiembre del año de los cónsules Sexto Apuleyo y Sexto Pompeyo, a la hora nona, fallecía el hombre más poderoso de Roma y del mundo entonces conocido: Augusto, primer emperador romano, y el de más larga permanencia en el poder.
Traduzcamos: Augusto, antes Octaviano, antes Octavio, murió a eso de las dos y media de la tarde del 19 de agosto del año 14 de nuestra Era; es decir, hace hoy exactamente dos mil años.
No vamos a hablar aquí de los hechos del principado del sucesor e hijo adoptivo de Julio César: adopción póstuma, pero perfectamente legal, para disgusto de su colega en el triunvirato y después enemigo Marco Antonio. Digamos que bajo Augusto estuvo mucho tiempo cerrada la puerta del templo de Jano, lo que solo ocurría cuando Roma estaba en paz.
Vayamos a lo nuestro. Según Suetonio («Vida de los doce Césares, libro II»). Augusto era muy sobrio en la mesa: «Comía muy poco, y generalmente alimentos vulgares » . Añade que lo que más le gustaba era el pan hecho en casa, los pescaditos pequeños, el queso de vaca prensado a mano y los higos verdes «que se dan dos veces al año».

© 2011 Kioskoymas. Todos los derechos reservados

No hay comentarios:

Publicar un comentario